‘Güeros’ gana como mejor ópera prima de la Berlinale

Güeros

 

La «road movie» mexicana en blanco y negro Güeros de Alonso Ruizpalacios se alzó el sábado pasado con el premio a la mejor ópera prima de la Berlinale.

El filme, que formó parte de la 9ª edición del Curso de desarrollo de proyectos cinematográficos iberoamericanos, gira en torno a la búsqueda de un músico que pudo haber salvado el rock nacional y el miedo que surge cuando no se tiene nada que hacer, todo ello enmarcado dentro de la huelga estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1999.

Presentado en la sección Panorama de la Berlinale, este primer largometraje de Ruizpalacios, cuenta la historia de Tomás (Sebastián Aguirre), de su hermano mayor al que apodanSombra (Tenoch Huerta) y un amigo, «Santos» (Leonardo Ortizgris), que salen en un viaje en busca de un imaginario músico de rock mexicano, Epigmenio Cruz.

 

Ana, la novia de Sombra, una líder estudiantil interpretada por la actriz Ilse Salas, se les unirá en el viaje al escuchar en un viejo casette la insólita música de Epigmenio, quien según la leyenda «hizo llorar una vez a Bob Dylan».

 

En esta ficción que tiene mucho de documental sobre la vida cotidiana de ciudad de México, Sombra y Santos son estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) pero están «en huelga de la huelga», declarada en 1999 y que duró cerca de un año.

 

Ruizpalacios, de 36 años, contó que quiso ingresar a la UNAM en esa época pero que la huelga se lo impidió. En su filme reconstruye con mucha veracidad el ambiente que se vivía en las asambleas y en los salones de clase ocupados por los huelguistas.

La cámara de Damián García supo captar la gran energía derrochada por los jóvenes estudiantes en sus mitines y debates.

«El tema de la película no es la huelga en sí, pero quise mostrar ese aspecto de un movimiento que paraliza a la ciudad de México con las marchas de los estudiantes», declaró el realizador.

Güeros, epíteto que significa alguien de cabellos rubios y que a veces es recibido como un insulto en México, es visualmente audaz, con influencia del cine de la «Nueva ola» francesa, criticando a los cineastas mexicanos que tratan de vender «la miseria» en sus películas para deslumbrar en Europa.

«La Ciudad de México es otro personaje de la película. Algunos han explotado su colorido y por eso mi decisión de filmar en blanco y negro. Quería captar la atmósfera y no los colores, y por el formato en que filmé (4:3) pienso que podría tomarse por una película hecha hace 10 o 20 años», explicó.

Ruizpalacios reconoció que cuando estaba escribiendo el guión junto con Gibrán Portela vieron un clásico del cine mexicano, Los caifanes (1966) dirigida por Juan Ibáñez, en la que una pareja de clase acomodada descubre de repente la tumultuosa vida de la clase popular de Ciudad de México durante una gira nocturna.

Al referirse al personaje de Epigmenio Cruz, el legendario músico «que habría podido salvar al rock mexicano», el realizador dijo que era un homenaje a Bob Dylan, quien una vez hizo un larguísimo viaje en Nueva York en busca de un guitarrista al que admiraba y cuando dio con él lo encontró viejo, derrotado, moribundo.

«A veces no es bueno conocer a los ídolos. Cuando uno ve al héroe por fin no es lo que esperaba. A mí me ocurrió con Peter Brook. Estuve en París una noche esperándolo largas horas bajo la lluvia y cuando apareció solo atiné a decirle: gracias! y él me respondió: gracias, y se marchó».

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