Autor: Julio Hernán Contreras
Sinopsis: Un domingo de una soleada mañana de diciembre, en la finca La Aurora, situada en el pie de monte de uno de los valles colombianos y propiedad del abogado Rubén Salazar, el barullo despierta a Luís, pues por fin ha llegado el caballo andaluz que su jefe ha mandado traer de España para celebrar su cumpleaños numero 36. Luís, un niño delgado, de profundos ojos negros, que recientemente ha cumplido 12 años y duerme en un pequeño cuarto, al lado de los establos entre los arreos y las sillas de montar, sale a conocer a tan esperado visitante, porque aunque ha cuidado los caballos de La Aurora durante toda su vida, jamás ha visto un caballo andaluz.
En el patio de la finca, los empleados tratan de dominar al caballo que se resiste a ser conducido a los establos. Luís se detiene maravillado frente a la imponente belleza del animal y sus ojos brillan de emoción. Rubén Salazar, quien hace un par de meses recibió la finca como premio por su éxito en la defensa del narcotraficante Rodrigo Alvear, y ahora la utiliza como lugar de recreo, que adora coleccionar caballos y al que las canas están cubriendo su cabeza, indignado la emprende contra los empleados porque son incapaces de dominarlo. Luís, al ver la ansiedad del animal se acerca y logra tranquilizarlo ante el asombro de todos. Salazar alaba el don del niño para apaciguar los animales, mientras orgulloso revisa detalladamente el caballo y ordena a sus empleados que lo cuiden y lo preparen para la celebración de su cumpleaños el 12 de diciembre, y sentencia que él es el único que puede montar ese animal.
Durante los siguientes días, Luís saca al caballo a pasear, le da de comer, lo cepilla, limpia el establo y casi llega a evitar que los demás encargados se ocupen del animal al que le pone el nombre de Andaluz. Muy pronto el niño lo convierte en su confidente y amigo, lo que despierta la curiosidad de Amaranta, la hija de Rubén Salazar, que un día mientras espía, lo descubre contándole al animal que sus padres murieron en un ataque que hicieron a la finca unos hombres y ahora está solo, porque aunque se quedó con su abuela, ella murió de vieja y todos están enterrados en la parte de atrás de la finca. Amaranta desde ese día frecuenta mucho más los establos, comparte los momentos de cuidado de Andaluz y se hace amiga de Luís, que sueña con montar algún día el caballo.
El día del cumpleaños llegan cuatro de los socios de Rubén, y Alvear, el hombre que maneja la organización y se ha dignado asistir al festejo de uno se sus subalternos. Alvear es un hombre bajito, pero robusto, de mirada profunda y leve cojear, que se ufana de su sobrenombre, “Alma Bendita”, porque lo han creído muerto muchas veces. Con su escolta de unos cuatro hombres, Alvear desciende de la camioneta y abraza a Rubén Salazar, que ha salido a recibirlo. Alvear viene dispuesto a una celebración inolvidable y ha traído trago para unos 3 días.
Salazar, quien ha hecho adornar a Andaluz, como si se tratara de un caballo de rejoneo, ordena que lo traigan junto con los otros caballos, para mostrarles la finca a sus socios y a su jefe, pero la intención se frustra, porque Alvear no puede montar a caballo, pues en un de los atentado, una bala se le incrustó en la cadera y está condenado a llevarla allí de por vida y aguantar el dolor que le produce estar demasiado tiempo sentado o hacer movimientos bruscos. La cabalgata se cambia entonces por tiro al blanco y con escopetas Rubén, Alvear y los demás invitados se divierten disparando contra cualquier cosa que el otro elija. Como si se tratara de vaqueros del Western Norteamericano, el blanco puede ser una lámpara, una ventana, una planta de orquídeas, el sombrero de sus empleados, mientras apuestan gruesas sumas de dinero. Después de una gran cantidad de disparos, Alvear un poco aburrido, le plantea a Rubén que para animar el juego, apuesten los dos, algo que verdaderamente les duela, y pone como prenda su cadillac rosado; el primer carro de su colección, su niño consentido, traído desde los Estados Unidos por un dineral. Rubén acepta, pero cuando propone uno de sus apartamentos, Alvear reacciona decepcionado y le propone que apueste algo más valioso sentimentalmente, el caballo que trajo de España por ejemplo, y la apuesta consiste en que si él pierde quemará el carro y si es Rubén el que pierde, matará al caballo delante de todos. Rubén, por la presión se ve obligado a aceptar. La competencia se hace y Alvear resulta nuevamente ganador.
Rubén Salazar tiene que cumplir con la apuesta y toma la pistola que Alvear le ofrece, ante la mirada atónita de su esposa Natalia, que obliga a Amaranta la hija de Rubén, a entrar en la casa. Rubén se acerca lentamente al caballo apuntándole entre los ojos. Luís que ha seguido el juego escondido en la copa de un árbol, baja desesperado y con valor se para enfrente de Alvear para proponerle que le compra el caballo. Alvear, divertido, juega con el muchacho, haciéndolo que le muestre el dinero que tiene para pagar. El niño reúne todo lo que tiene, pero para Alvear no es suficiente. Luís no puede controlar el llanto. Alvear lo mira, piensa por un momento y se le ocurre aplazar el sacrificio, le parece que es un desperdicio matar así a un caballo tan bonito, cuando podrían divertirse con él y confiesa que uno de sus sueños desde hace mucho tiempo es ver un caballo de pura sangre, luchando con un toro de lidia como cuentan que hacían los romanos. Algunos de sus hombres se van entonces por uno de los toros que tiene en su finca, con el compromiso de llegar en la mañana del día siguiente, mientras los obreros de la finca se ponen en la tarea de preparar el sitio donde se enfrentaran toro y caballo.
En la noche, mientras la mayoría duerme la borrachera y los guardias de Alvear están bastante relajados, Luis se mete en el establo y prepara a Andaluz para llevárselo lejos. Cuando ya está listo para salir, descubre que Amaranta lo está observando, y le ruega que lo deje ir, pues es la única manera de salvar al caballo. Amaranta, que se ha encariñado mucho con el caballo, le pide que no se lo lleve, pero los dos saben que si no lo sacan de ahí, lo van a matar. Así que Luís, con la ayuda de Amaranta, se lleva al caballo evitando ser visto, y se interna en el monte hasta una antigua mina abandonada. Un lugar que conoce, porque su padre se lo mostró por si algún día tenía la necesidad de esconderse de gente que le quisiera hacer daño.
A la mañana siguiente, los hombres de Alvear llegan con un imponente toro negro que meten en el corral mientras preparan todo para el espectáculo. Rubén Salazar, en su cuarto, discute con su mujer que le reclama el haber dejado llegar las cosas tan lejos y lamenta el momento en el que se metió en los negocios de Alvear. La discusión termina, cuando uno de los trabajadores les comunica que el caballo ha desaparecido. Rubén teme la reacción de Alvear y trata de demorar el espectáculo, con la esperanza de que el caballo aparezca. Atando cabos, llega a pensar que Luís puede haberse llevado al caballo y lo busca en su cuarto. Para sorpresa de Amaranta, que pensaba que el niño se había ido, Luís da la cara y a pesar de que lo amenazan con pegarle, nunca revela que tiene al caballo escondido en la mina. Rubén, desiste rápidamente de culpar a Luís, porque en el fondo cree que alguno de los otros invitados le ha tendido una trampa para indisponerlo con Alvear, incluso llega a pensar que podría ser una broma del propio Alvear y se propone averiguar lo que pasa, mientras sus empleados buscan al caballo en los alrededores.
En la habitación con su mujer, Salazar le da vueltas al asunto, piensa en cada uno de los invitados y se da cuenta que cualquiera de ellos podía ser. Total en ese negocio no se puede confiar en nadie. En el corral, Alvear que ya está ansioso porque empiece el espectáculo, pide que traigan el caballo, y Rubén no tiene otra que confesar la desaparición del animal. Alvear indignado acusa a Rubén de querer burlarse de él, pero le deja claro que una apuesta es una apuesta y la tiene que cumplir. La situación se pone tensa entre Alvear y Rubén, que trata de mantenerse digno y expone la posibilidad de que alguno de los invitados quiere indisponerlo con él, pero la estrategia no resulta y Alvear termina dando como plazo máximo un día para que el caballo aparezca, y si no aparece será el propio Rubén el que se enfrente al toro y, al igual que con el caballo, si gana, queda la deuda saldada. No valen los argumentos de Rubén para que Alvear reconsidere la sentencia, pues para el capo se trata de respeto. La fiesta continúa, ese día matan una vaca y hacen un asado, mientras se ufanan de sus negocios y hacen planes para un futuro glorioso, nadando en plata y ocupando los lugares más importantes de la nación, porque Alvear piensa llegar a ser Senador.
Amaranta y Luís escapan de la casa y corren a visitar al caballo, le llevan zanahorias y otros vegetales. Amaranta está muy asustada, teme por la suerte de su padre y quiere que devuelvan el caballo para que Alvear se vaya y los deje en paz. Luís trata de tranquilizarla, asegurándole que esos tipos se van a ir al otro día y se van a olvidar del caballo, en cambio si lo llevan, lo van a matar. Amaranta, aunque no muy convencida, acepta, pero con la condición de que si Alvear no se va, ellos devuelven el caballo.
En la casa, Rubén y Natalia discuten fuertemente, ella lo acusa de haberlos metido en una vida de peligro, llena de angustias y miedo, sólo por el dinero, y le propone que huyan del lugar, que dejen todo; ella puede pedirle al hermano que tiene en Estados Unidos que los reciba. Rubén Salazar, sin embargo, no se resigna a perder todo lo que han conseguido. Natalia entonces sentencia, que si él no se va, ella se va con Amaranta y lo deja para siempre, porque no va a permitir que su hija crezca en un mundo lleno de dementes como Alvear. Rubén, al ver lo decidida que está Natalia, acepta que no puede vivir sin ellas y finalmente esa vida de zozobra no los va a llevar a ninguna parte, así que lo mejor es huir.
Natalia habla con Amaranta, le explica que tienen que viajar a Bogotá, antes de lo previsto. Amaranta le pregunta que si tiene que ver con lo del caballo y Natalia le confiesa que sí, que tienen que alejarse de esas personas que no se encuentran muy bien de la cabeza. Mientras tanto, Rubén busca a Jorge, uno de sus empleados más cercanos y le pide que lo ayude con la fuga, pues no quiere que a su familia le pase nada y le promete dejarle una buena parte de lo que tiene si lo ayuda a salir de ahí con vida. Jorge le asegura que lo va a ayudar y planean la forma en que van a salir. Luego Rubén se reúne con Natalia, y llenos de susto se preparan para salir.
Amaranta escapa de la casa, busca a Luís y le dice que ellos se van, que él tiene que irse lejos con el caballo, porque Alvear está loco y puede matarlos. Los dos niños se despiden como buenos amigos. Luís entra en su cuarto, recoge algunas de las cosas que se va a llevar, luego va hasta la tumba de sus padres y saca los restos para cumplir con la promesa que le hizo a la abuela de enterrarlos en campo santo. Luego se aleja del lugar en busca de Andaluz.
Rubén, furioso con Natalia porque Amaranta ha desaparecido y llegó el momento de huir, decide ir a buscarla, pero en ese momento llega Alvear, acompañado de Jorge y un par de hombres más, acusándolo de cobarde y desleal. Rubén trata de explicarle que su actitud los ha asustado mucho y no quiere que su hija presencie las cosas que están ocurriendo. Alvear fuera de sí, lo golpea y sentencia que mañana se va a enfrentar al toro como lo habían previsto. Amaranta que regresaba a la casa, ve todo desde un escondite y asustada escapa.
En la mina abandonada, Luís está preparándose para partir al día siguiente, muy temprano, mientras en medio de la noche Amaranta corre desesperada por el monte, tratando de recordar las instrucciones de Luís. Como puede, llega hasta la mina pero no encuentra al niño. Entonces cae de rodillas exhausta y comienza a llorar. De entre la maleza sale Luís que se había salido a darle de beber al caballo y la niña desconsolada le dice que van a matar a su padre. Luís trata de calmarla, le limpia las lágrimas del rostro y le asegura que al otro día van a resolver todo y no van a dejar que le hagan nada a sus padres. La niña no puede más del cansancio y se duerme.
Amaranta se despierta asustada y se da cuenta que Luís se ha ido y le ha dejado un mapa con la ruta para que pueda regresar a casa. Angustiada sale de la mina para buscarlo y corre por el bosque hasta que logra divisarlo y le grita que su padre va a morir y tienen que devolver el caballo, qué él se lo había prometido, que además el caballo es fuerte y le puede ganar al toro, en cambio su Papá no. Ella no quiere que su papá y su mamá mueran, no quiere quedarse sola en la vida. Luis entonces, mira la bolsa en la que lleva los restos de sus padres, detiene el caballo y guarda silencio por unos segundos, luego se devuelve, monta la niña en el caballo y se alejan en dirección a la finca.
En La Aurora, Alvear ha dispuesto todo para el espectáculo. Rubén Salazar, que está cubierto de los pies a la cabeza por sangre de gallo, brilla en un rojo intenso, a la espera de que lo empujen al corral con el toro. No valen los ruegos de Natalia para que le perdone la vida, ni la propuesta de que se quede con todo. Alvear insiste en que es una cuestión de respeto y Rubén debe cumplir con la palabra empeñada.
Salazar es llevado hasta la puerta del corral y justo en el momento en que va a ser empujado al centro, alguien anuncia que apareció el caballo. Luís y Amaranta montados en el animal, atraviesan la distancia que los separa de Alvear. Luís detiene el caballo, se baja y sin soltar las riendas se para frente al capo, confesando que él es el responsable de lo que pasó. Alvear mira al niño asombrado y le reclama, porque por su acción hubiera podido terminar con la muerte de un amigo. Todos esperan lo que Alvear va a decidir y él, como si no hubiera pasado nada, ordena que el espectáculo siga y que metan el caballo con el toro para continuar la fiesta. Luís, con valor, lo detiene gritándole que no tiene derecho a matar al caballo ni a nadie. Alvear jugando con él y exaltando frente a todos el valor del niño al enfrentársele, le dice que el caballo es de él y puede hacer lo que quiera, a no ser que le tenga una propuesta que valga la pena. Luís, seguro de sí mismo y aunque el miedo le hace temblar la voz, le dice que está dispuesto a trabajar con él, que no importa si tiene que hacerlo toda la vida, pero quiere comprarle el caballo. Alvear le asegura que la vida no le alcanzaría para comprarlo y lo mejor es que lo lleve al corral, tal vez ya que no logró convencerlo a él, convenza al toro de que le perdone la vida. Luís mira desafiante a Alvear, al que ya no lo divierte la conversación con el niño y ordena que metan al caballo en el corral. Uno de los empleados se acerca a Luís, toma las riendas, pero el niño lo rechaza, asegurándole a Alvear, que él lleva al caballo y va a convencer al toro. Luís comienza a caminar hacia el corral, mientras todos los ojos están puestos en él y cuando uno de los hombres de Alvear va a detenerlo, Alvear le hace una seña para que lo deje seguir. Rubén se acerca a Alvear tratando de impedir que sigan con el juego, reclamándole que se trata de un niño, pero Alvear le pide que guarde silencio, como si no se quisiera perder nada de lo que está pasando. Luís llega hasta la puerta del corral, es como si hubiera entrado en un trance, y mientras camina, susurra algunas palabras, casi imperceptibles, pero con las que se encomienda a su abuela y a sus padres. Luís avanza unos pasos dentro del corral y se detiene con el caballo, mira de frente al toro que permanece inmóvil esperando el momento para atacar. De repente se escucha a Alvear que grita ¡carajo este niño tiene más huevos que todos nosotros juntos! y ordena que lo saquen de ahí. Luís cae de rodillas y llora, mientras los hombre se aseguran de protegerlo del toro. La imagen funde a negro.
Luís está frente a Alvear que reconoce que se ha ganado el caballo y puede hacer lo que quiera con él y le asegura que cuando crezca, lo busque, porque siempre va a tener un lugar para un macho. Luego ordena a sus hombres que recojan el toro, se acerca a Rubén, saca su pistola con cacha de marfil y se la entrega, dándole el feliz cumpleaños, asegurando que ha sido una fiesta estupenda y espera que superado el malentendido, no haya rencores. Alvear se sube en su camioneta y se aleja. Salazar, Amaranta y Natalia se acercan a Luís, que los mira con vergüenza porque se orinó en los pantalones. Natalia lo abraza con ternura, asegurándole que todo se resuelve con un baño. Los cuatro se alejan rumbo a la casa y Luís no suelta la bolsa con los restos de sus padres ni el caballo que lo sigue con una paciencia pasmosa.
Sobre el plano en el que ya no hay ningún hombre, ruedan los créditos y la naturaleza recupera su armonía. Los ruidos de los animales y los pájaros dominan la escena, e incluso. se alcanza a escuchar el sonido de una cascada lejana.
Información técnica
Director: Julio Hernán Contreras
Guionista: Julio Hernán Contreras
Nacionalidad: Colombia
JULIO HERNÁN CONTRERAS
Bogotá. Colombia
Carrera 20 N° 36 – 49
Teléfonos : 2329483 – 2853951 – 3108176014
Información y filmografía
En el campo de las artes escénicas, seis años como integrante del Grupo Escénico Juvenil de Colombia, en calidad de actor de radioteatro, teatro y televisión. 1975-1981Experiencia laboral
– En este momento trabaja en la creación y diseño de la Serie “A Mano Limpia”
– Libretista de la telenovela DE QUE TAMAÑO ES TU AMOR del Canal RCN
– Libretista del programa de televisión FRANCISCO EL MATEMÁTICO del Canal RCN
– Asesor del programa de Colcultura CINE A LA LATA.
|- Director del Cine – Club de la Universidad Central
– Coordinador de la Cinemateca de la Universidad Nacional de Colombia.
– Ayudante de restauración y curaduría en la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano.
– Colaborador de la Cinemateca Distrital en Bogotá.
– Director Editorial de las publicaciones sobre cine
– Actor del grupo Escénico Juvenil de Colombia
– Marionetista para la Fundación de Títeres y Marionestas de Ernesto Arona
Realizaciones
* Conejos. Ficción en video 3’
* Querida Magdalena Ficción en video 28’
* De cara al 2000 Documental en video 17’
* Siglo XX, capítulo 9 Ficción en video 3’
* Mi nombre es Avelino Callejo Documental en video 15’
* El patio de atrás Documental en video 3’
* Tiempos Bio – Lentos Ficción en video 3’
Guiones
* “Taxi Equivocado” Corto de ficción 22 minutos. En realización
* “El almuerzo”. Corto de ficción para 12 minutos
* “Luca vuelve a casa” Largometraje
* “Conejos” Corto 3 minutos. Realizado.
* “Chaco, lugar de vida para toda vida” Documental producido por la Red Agroforestal el Chaco. Argentina.
* “Querida Magdalena” Adaptación de un relato de Angeles Mastreta Corto.
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